(Publicada en Revista Hamartia - agosto 2016 http://hamartia.com.ar/2016/09/20/genocidio-energetico/)
¿Qué pasa cuando el CEO
de una petrolera privada salta del otro lado del mostrador y se transforma en
Ministro de Energía? De la mano de Juan José Aranguren llegó el tarifazo. Sin
anestesia. El discurso dominante sostenido desde los medios de comunicación plantea
que hay una crisis energética y que la responsable es “la pesada herencia”. Para
Federico Bernal, director del Observatorio de la Energía, Tecnología e
Infraestructura para el Desarrollo (OETEC) y miembro del Instituto Patria, el
modelo neoliberal no acepta una energía barata, abundante y subsidiada.
Cuando
el neoliberalismo acecha es preciso detenerse y repensar la estrategia. El
gobierno de Mauricio Macri, fiel representante del poder concentrado, llegó a
la Casa Rosada con un objetivo bien claro: transferir los recursos a los mismos
de siempre. Incautar derechos sin medir consecuencias es su táctica. Los
subsidios para fortalecer el crecimiento no están dentro de las preocupaciones del
macrismo porque el gobierno no aspira al desarrollo industrial interno. El
mercado decidirá quiénes podrán acceder a los servicios de luz y gas.
Federico
Bernal, miembro del Instituto Patria y director del Observatorio de la Energía,
Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC), tiene sus cuadernos a
mano para responder con datos y cifras sustentados por los muchos estudios del
Observatorio. La entrevista se da en una sala del Instituto Patria, entre
cuadros de Evita y Néstor Kirchner. Bernal asevera que “Si lo que queremos es
una Nación industrializada, socialmente justa y económicamente moderna y
autosuficiente, la energía
debe ser abundante, barata y estar en manos del Estado como su actor y gestor
protagónico”.
Dos miradas antagónicas
sobre la energía
¿De
qué hablan algunos medios de comunicación cuando pronuncian “la pesada
herencia”?, ¿cuál es el relato que nos quieren imponer? En relación al sector
energético, las cifras (que pueden consultarse en la web del OETEC) hablan de
una herencia de inversiones y de tendencia hacia una mayor soberanía
energética. Federico Bernal señala que “El gobierno de Cristina Fernández de
Kirchner, según datos del actual Ministerio de Energía y de Camesa, realizó
inversiones en materia energética por más de 25 mil millones de dólares. El
consumo eléctrico per cápita duplicó al de la década del 90 y casi cuadruplicó al
de la década del 80. El parque instalado aumentó un 50%, lo que se traduce en
14.000 megawatts. El consumo del sector residencial, industrial y comercial
aumentó 40%”.
La
gran falacia del discurso dominante son los cortes de luz como consecuencia de
la mala salud del sistema energético. Bernal explica tal disyuntiva: “Para
justificar la supuesta crisis existente, el gobierno de Cambiemos debía
argumentarla. Como los índices del sector energético eran positivos, la única
salida fue argumentar a través de los reiterados cortes de luz. Vale aclarar
que este problema es común en todo el mundo. No hay sistema energético que no
sufra apagones”.
La
ideología del gobierno está en el centro de los fundamentos que el macrismo
ensaya para defender el tarifazo. En este sentido, Federico Bernal señala que
“otro argumento utilizado por el gobierno de Mauricio Macri es el déficit
fiscal. Desde el punto de
vista del neoliberalismo existió crisis energética en los últimos 12 años,
porque ellos lo ven desde su concepción mercadista y nosotros desde una mirada
popular. Ellos consideran a la energía como una mercancía o commodity y
por eso no la quieren barata ni subsidiada. En cambio, nosotros creemos que el
Estado debe acompañar al crecimiento industrial y sumar cada vez más argentinos
al sistema. Desde 2003 a 2015, incorporamos más de 7 millones de hogares a los
servicios de gas por redes y electricidad, diez provincias se interconectaron a
la red eléctrica nacional y cuatro provincias a la red troncal de gasoductos.
Con tarifas a valores accesibles promovimos la competitividad de nuestra
industria, la producción y comercio interno. La energía es vital para erradicar la pobreza, mejorar el
bienestar humano y elevar el nivel de vida”.
Desde
la perspectiva de Bernal, “crisis energética existe cuando aumentan las muertes
por no poder pagar la luz y el gas, o cuando cada vez mas argentinos tienen que
comprar leña porque no pueden acceder a la garrafa por el incremento
desenfrenado de los precios. La
crisis energética puesta en marcha por la política de ajuste y austeridad
afecta significativamente a la economía y conduce al deterioro socioeconómico,
industrial y productivo nacional”.
Soberanía energética e
inclusión social: un proyecto de país
La
ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner prologó el libro de Julio De Vido
y Federico Bernal, titulado “Néstor y Cristina Kirchner. Planificación y
federalismo en acción” (Editorial Planeta, 2015). En el prólogo, Cristina
señaló: “No hay dos proyectos de país, como se suele señalar, sino que hay una
sola posibilidad de ser país, y es que sea autónomo, soberano, industrial y
socialmente justo, para que pueda auténticamente incluir a todos”.
El genocidio energético
del macrismo
No
existía ninguna crisis, la crisis la crearon ellos. Los autores son Mauricio
Macri y sus ministros que con recetas de economistas neoliberales forjaron un
país para pocos en tan sólo ocho meses.
Federico
Bernal es directo: “Se está llevando a cabo un genocidio energético. Entre 2010
y 2015 sólo en la provincia de Córdoba se produjeron cinco muertes por
intoxicación con monóxido de carbono. Sin embargo, es los primeros cuatro meses
de 2016 se contabilizaron 20 fallecimientos por intoxicación y por hipotermia. Si
comparamos los índices de los años anteriores con los primeros meses de 2016,
los casos por intoxicación e hipotermia aumentaron en todas las provincias,
menos en Capital Federal. Por ejemplo, en Tucumán la cifra creció un 200%, en
Buenos Aires un 84%, en Neuquén un 53%. A nivel nacional ya hablamos de un 65%”.
Las
cifras que enuncia Bernal “no son casuales sino que son consecuencia directa
del tarifazo de gas y luz. La pobreza energética mata. La pobreza energética
refiere a la incapacidad de los hogares de poder utilizar los servicios
adecuadamente. Este aumento de los servicios y la inflación generan que una
población cada vez más vulnerable tenga que elegir si calefaccionarse o
alimentarse. No sólo se está llevando a cabo un genocidio energético por el
crecimiento de muertes marcado por el exponencial incremento tarifario, sino
por el hostigamiento que esto genera en el sector industrial de las pequeñas y
medianas empresas que no pueden sobrevivir económicamente”.
Crecer o no crecer, esa
es la cuestión
En
los últimos años, Argentina no sólo logró consolidar un proyecto de país a
través del desarrollo y la industrialización, sino que además consiguió ser económicamente
autosuficiente y socialmente inclusiva. En este sentido, Bernal señala que “el consumo energético de una
Nación es función directa de su desarrollo socioeconómico, de la calidad de
vida y la longevidad de su población. Asimismo, es función directa de su
nivel de industrialización y la modernidad de su economía, así como también del
desenvolvimiento de su aparato productivo, científico y tecnológico. Todas las
naciones hoy industrializadas de Occidente como las emergentes de Asia y de
otros continentes han basado su despegue capitalista en un sistema energético
barato y abundante que desemboca en un crecimiento exponencial del consumo
eléctrico per cápita”.
El
nuevo gobierno busca generar consenso en la sociedad para así llevar a cabo su
macabro plan. El objetivo es que el ciudadano comprenda la idea de que el
precio de los servicios estaba desactualizado y que estos no son más un derecho
sino un bien de lujo. Asimismo, inducen a la población a discutir y hacer eco
del relato oficial. “La pesada herencia no constituye otra cosa que un atajo
argumentativo que la administración nacional utiliza para justificar y dar
rienda suelta al neoliberalismo más rancio que alimenta cada una de sus
políticas, a su vez, base de su ideología y carácter de clase”, expresa Bernal.
Por
su parte, el actual Ministro de Energía y Minería de la Nación, Juan José
Aranguren, aseguró que: “El objetivo del ajuste tarifario no es reducir el
déficit fiscal al eliminar los subsidios, sino que haya energía en el
país". Para Bernal, la afirmación del ex CEO de Shell es errónea, ya que
los indicadores demuestran que “en los últimos 12 años, los subsidios cumplían
una función de promotora del bienestar social, de incremento progresivo de la
competitividad y modernización de nuestro aparato productivo e industrial. Quieren
que se desplome el consumo, de energía, de carne, de todo, para que las
empresas inviertan menos en el mercado interno y les sobre más para exportar a
precios internacionales y sin retenciones. Las empresas invierten si los marcos
regulatorios y las normativas son estrictas y las obligan a invertir. En
ausencia de regulación y control, en ausencia del Estado, volvemos a la falacia
del derrame”.
Subsidios energéticos
Según las estadísticas del OETEC, el
subsidio energético que aplicó Argentina en 2015 representó el 3,25% de su
Producto Bruto Interno (PBI), cifra que se encuentra por debajo del 3,32% de
Chile, del 3,82% de los EE.UU. y por debajo del subsidio de 65 países más,
entre 152 naciones. En el caso del gasto en subsidios por habitante, los 413 dólares
que empleó Argentina estuvieron por debajo no sólo de los Estados Unidos y
Chile sino también de Rusia (con 2.334,31 dólares de subsidio por habitante),
República Checa, China, Canadá, Australia, Israel, Bélgica, Alemania, Reino
Unido, Grecia, Holanda, Nueva Zelanda y España (esta última, con 521 dólares de
subsidio por habitante).
De dónde venimos y hacia dónde vamos
¿Las distribuidoras de energía
eléctrica están en crisis? Bernal señala que “las empresas proveedoras de servicios de energía
reconocen haber invertido como nunca en su historia. Edenor y Edesur no
sólo mejoraron el servicio en estos años, sino que aumentaron la cantidad de
empleados y los costos operativos. Vale aclarar que lo hicieron en un contexto
de un supuesto retraso tarifario. Sin embargo, Edenor argumenta que ahora no
puede sostener el servicio y no puede hacerse cargo de los sueldos de los empleados.
Un gobierno serio frente a estas respuestas debería quitarle las concesiones.
La crisis aparece por la hiperinflación macrista. El año pasado Edenor tenía el
mismo 80% de sus costos totales dedicados a los salarios, pero hoy no lo pueden
sostener”.
“Nos derrotaron en la cuestión
cultural, no supimos defender una política energética nacional porque no
pudimos definir para qué y para quiénes se hacía”. Bernal sostiene que la gran
falla se dio en la comunicación y en demostrarle a la sociedad la importancia
que tienen las políticas públicas y la regulación del Estado: “Un gobierno
popular hasta podría regalar la energía mediante programas de uso eficiente de
los servicios, con el objetivo del crecimiento de la industria. Todos los países industrializados
en su despegue capitalista necesitaron de los subsidios en la luz y el gas.
Repito que para que las empresas nacionales logren afianzarse en irrefutable la
energía barata y abundante”.
¿Qué debe hacer la política frente al
acoso constante del macrismo?, ¿cuáles son las medidas que podrían opacar la crisis
que sufren los argentinos? Bernal afirma que es imprescindible “el empoderamiento
social y la organización” y que el Instituto Patria está abocado a dicho
desafío. “Desde el Instituto Patria debemos lograr recuperar el poder. Como
dijo Cristina, reconocer los errores y volver mejorados, para que el neoliberalismo, la Sociedad
Rural y el Jockey Club no sigan en la Casa Rosada”.
Por Diego María Gallardo
diegomariagallardo@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario